Normativa CAE: la clave para la seguridad intersectorial

Cómo la normativa CAE protege la seguridad de tu centro de negocio.

Las relaciones laborales que se producen actualmente tienen como característica principal la subcontratación y la colaboración entre múltiples empresas. En este contexto es donde la Coordinación de Actividades Empresariales (CAE) juega un papel principal y se ha convertido en una herramienta esencial para garantizar la salud y la seguridad en los centros de trabajo. Cumplir con su correcta aplicación de la normativa es una obligación legal y, estratégicamente, fundamental para prevenir riesgos y reforzar la cultura preventiva de las empresas.

¿Qué es la Coordinación de Actividades Empresariales?

Como ya hemos explicado otras veces, la CAE es el conjunto de actuaciones que deben llevarse a cabo cuando en un mismo centro de trabajo  coinciden trabajadores de distintas empresas.

El objetivo es identificar, evaluar y controlar los riesgos que puedan derivarse de esta concurrencia para asegurar que todos los actores implicados trabajen bajo condiciones seguras y coordinadas.

¿Cómo aplicar la normativa CAE según el sector?

Como primera idea podemos decir que la aplicación de la normativa CAE no es uniforme, ya que debe adaptarse a las características, riesgos y dinámicas de cada sector, pero veamos cómo le afecta según los sectores más significativos del tejido empresarial.

En el sector de la construcción nos encontramos con un espacio de trabajo complejo, ya que suele implicar a múltiples empresas que trabajan simultáneamente y esto provoca una gran complejidad organizativa. Por esta dificultad, es obligatorio designar un coordinador de seguridad y salud, elaborar un plan de seguridad y salud en el trabajo común y realizar un seguimiento constante del cumplimiento preventivo en obra.

En cuanto al ámbito industrial, se requiere una coordinación rigurosa entre personal interno y empresas contratistas. Entre las acciones que se deben desarrollar está la de gestionar permisos de trabajo, protocolos de bloqueo y consignación de maquinaria, así como establecer rutas y normas comunes para actuar en situaciones de emergencia.

Otro sector relevante donde se ven implicadas distintas empresas son los hospitales y los centros sanitarios, ya que externalizan muchos servicios como limpieza, mantenimientos y gestión de residuos, entre otros. Por esta razón, al ser zonas de trabajo delicadas se debe garantizar que los trabajadores externos conozcan y respeten los protocolos, los accesos a zonas críticas y el manejo de sustancias peligrosas.

En las plataformas logísticas y centros de distribución, conviven transportistas, operadores, personal de almacén y técnicos de mantenimiento. Una normativa CAE efectiva implica un control exhaustivo de accesos, señalización clara, formación en prevención de riesgos laborales y protocolos de seguridad en zonas de carga y descarga.

Con respecto a hoteles, resorts y restaurantes que trabajan con empresas externas que realizan tareas de animación, mantenimiento, limpieza o catering, la dificultad radica en coordinar estas actividades sin que afecte a los clientes ni comprometa la seguridad del personal y visitantes. Para conseguir estos objetivos se deben establecer planes de emergencia compartidos y normas claras de intervención en espacios comunes.

Por último, no podemos olvidarnos de los organismos públicos que también están obligados a aplicar la normativa CAE, especialmente en la contratación de servicios en edificios municipales, centros educativos o instalaciones deportivas. Es imprescindible garantizar la trazabilidad documental, comprobar la validez de seguros y formación del personal, y realizar auditorías internas sobre el cumplimiento preventivo.

Buenas prácticas para una CAE eficaz

Aunque cada sector del tejido productivo tenga unas características específicas, podríamos decir que todos tienen que realizar una serie de acciones que servirán para prevenir los accidentes laborales:

  • Designar interlocutores CAE en cada empresa para facilitar la comunicación.
  • Utilizar plataformas digitales que permitan la gestión documental en tiempo real.
  • Convocar reuniones de coordinación previas al inicio de trabajos.
  • Elaborar protocolos de emergencia y actuación compartidos.
  • Realizar formaciones conjuntas cuando existan riesgos comunes.

En resumen podríamos decir que la CAE  no debe verse como una carga burocrática, sino como una inversión en seguridad, reputación y eficiencia. Adaptar su aplicación a las particularidades de cada sector permite anticiparse a los riesgos, optimizar procesos y garantizar un entorno laboral saludable para todos los implicados.